martes, 5 de enero de 2010

Miedo

Para celebrar su segundo aniversario, Esta Boca Mía lanzó una provocación fascinante. Y caí. Pronto me di cuenta de que el reto era complicado, pero persistí porque me parecía una manera maravillosa de rendir homenaje a una pluma que admiro y a una persona por quien siento un gran cariño. Al decidir participar de su festejo, me di cuenta además de que llegamos prácticamente al mismo tiempo a la blogósfera, pues fue justamente en enero de 2008 que abrí mi primer libreta digital (aunque mañosamente ajusté la fecha de la primer entrada como si hubiese sido publicada en diciembre del 2007). Va pues, mi manoseo a uno de los textos incompletos de Jacka.

Miedo

Ese menudo cuerpo estaba lleno de resentimiento. Parecía imposible que tanta ira, tanto rencor y tanto dolor, cupieran en el espigado contenedor de su alma.

Sólo se podía adivinar la oscuridad que lo habitaba cuando su mirada se perdía en el horizonte. Probablemente porque en ese momento bajaba la guardia y la marea de agua putrefacta alcanzaba la superficie. El resto del tiempo era difícil descifrarle, aunque parecía justamente lo contrario: quien se topaba con él creía adivinar de inmediato una luminosa presencia: “transparente como pocos”, solían decir.

Raro que alguno imaginara las tinieblas que operaban en su interior, pues si bien sus ojos viajaban con frecuencia en dirección del ocaso, pocos llegaban a atestiguarlo. De ahí que resultara improbable imaginar que aquella ira, aquel rencor y aquel dolor eran producto de una poderosa incapacidad de afrontar eso que suelen llamar la realidad.

Llevaba una vida entera viviendo de sus propios temores, sin atreverse a llamarles por ese nombre. De alimentarse de ellos primero y después de los residuos derivados de tal ingestión. Curioso que, pese a ser tantos sus recelos y tan variados, quienes le rodeaban lo percibieran como valiente. Aplaudían su “fortaleza” y algunos incluso envidiaban el modo en que, según decían, “hacía frente a la adversidad”.

Más de una vez escuchó él mismo tales adulaciones. Lejos de reconfortarle, sólo nutrían el cúmulo de ira, reforzaban el rencor y ahondaban el dolor, sin que de ello se diera siquiera cuenta.

Hasta el día en que la mierda no encontró más espacio bajo su piel.

Fue en ese último minuto cuando, por fin, le puso nombre a aquello que hasta entonces su soberbia se había obstinado en disfrazar de ira algunas veces, de rencor otras tantas y de dolor las más.

3 comentarios:

Loops dijo...

oh que la!
ese era el míooooooooo!!!!!

Jacka [Killer Queen] dijo...

Uff ¡Tremendo! Me ha encantado =D

Gracias por convertir ese fragmento en un texto tan fuerte y sólido.

Yo también te tengo harto cariño ^_^

@Loops

Chula, chulísima, no importa, usted hágalo de ese fragmento también. Hay varios que se repetirán pero los resultados siempre serán distintos ;)

ErnestoPC dijo...

@ Loops, chanfle... ya ve, quién nos manda tener de repente esa conexión mental ;) jejeje

@ Jacka... Gracias a ti por la idea. De alguna manera me sirvió para obligarme a escribir, que ando medio tapado je :) *abrazos*