jueves, 26 de septiembre de 2013

Lo malo no es que una conductora de televisión se desgañite intentando defender lo indefendible. Lo preocupante es que esa persona conduzca uno de los programas más vistos en nuestro país y que, para tragedia de todos, tenga razón cuando vocifera que la gente la reconocería antes y con más esperanza que a una periodista, más allá de las simpatías o fobias ideológicas que ésta pueda provocar. Sueño el día en que el repudio a semejantes programas sea general y nuestros medios lleven contenidos más constructivos, que nos humanicen.

Sueño y, desde mi trinchera, trabajo por ese sueño.

#OtroMéxicoEsPosible

martes, 10 de septiembre de 2013

Reformas Mágicas (II)

Hoy no cumpliré mi palabra. Si alguno solía leerme, recordará que estas traiciones a mí mismo, no son cosa rara. Los demás, espero sepan perdonarme, pero se darán cuenta que uno propone y las circunstancias muchas veces son las que disponen.

El tema de gravar servicios educativos con IVA empieza a tambalearse de acuerdo con las primeras reacciones de algunos legisladores. Aprovechando esto, sin intención de cantar victoria, quisiera dejar el tema educativo para mañana y ocuparme de una breve revisión general de la Reforma Hacendaria, mesurando un poco mi reacción de ayer, misma que reconozco cargada de la ironía que caracteriza mis enfados.

No pienso echarme para atrás, al menos no por el momento: sigo creyendo que la iniciativa presentada por Presidencia con la bendición del Pacto por México, es una mala propuesta. Pero no es cuestión de blanco y negro, naturalmente. Es una iniciativa terriblemente gris, y ese me parece su mayor defecto.

El Paquete Económico 2014 parece haber sido diseñado para dar gusto a todos y es quizá justamente por eso que termina gustando a muy pocos. Más allá de lo que muchos salgan a decir en la escena pública, me atrevo a señalar que pocos creen que esta es la Reforma Hacendaria que México necesita. Si fuese una reforma de derecha, estaríamos ante el IVA generalizado, incluyendo alimentos y medicinas, y no veríamos al sector empresarial denunciando la eliminación de ciertos mecanismos que les estaban sirviendo de máscara para abusar de beneficios fiscales. Si fuese una reforma de izquierda, estaríamos ante medidas mucho más drástica en el gravamen a los grandes empresarios y ante un paquete que replanteara por completo la lógica del gasto gubernamental. Pero no, estamos a medio camino, en una propuesta que busca quedar bien con Dios y con el Diablo.

El paquete es calificado de reforma social y se expone con el lenguaje que caracteriza al populismo: una reforma al estilo Robin Hood, que ofrece quitar a los ricos para repartir entre los pobres. El problema es que en el fondo, no permitirá lo uno y mucho menos lo otro. Si estuviésemos ante una reforma que en verdad buscara mejorar las condiciones de vida de los más pobres, si estuviésemos a la puerta de una auténtica transformación de los sistemas de seguridad social y de generación de oportunidades para quienes son y han sido víctimas de la explotación de un sistema injusto por naturaleza, yo sería el primero en votar a favor. El problema, insisto, es que no estamos frente a eso.

Me apuro, que seguro ya muchos están fastidiados de lecturas sobre la reforma. 

¿Hay cosas buenas? Sin duda. Eliminar el esquema de consolidación fiscal, por ejemplo, así como proponer una ruta para acabar con las irregularidades que esconden los famosos REPECOS. Incluso eliminar el Impuesto a Depósitos en Efectivo parece sensato, considerando que se propone no solo derogar dicha obligación, sino complementarla con el informe de operaciones en efectivo (cosa que en sí misma me parece todavía muy peligrosa y que estaría pendiente comprender bien cómo habría de operar). Ya siendo muy generoso con la iniciativa, estoy dispuesto incluso a aceptar la idea del 32% como tope en el ISR. 

El problema es que todas estas cosas, si bien pueden ayudar a acabar con algunos problemas de evasión fiscal, no ayudan a incorporar al sistema tributario a muchos que bien merecen aportar de una buena vez a este País. La justicia social que propone la iniciativa es, por tanto, muy limitada y, en consecuencia, injusta.

Dejemos de lado lo de las mascotas, los chicles y los refrescos, no por ser poco importantes, sino porque si hablamos de una reforma social, las tres cosas son bastante superfluas. No así las hipotecas, las actividades culturales o los servicios educativos que ofrecen los particulares, que de concretarse, uno esperaría estuviesen sustentados en una lógica que realmente propusiera una nueva formulación del papel del Estado en relación con la educación en manos de particulares, una nueva política cultural de fondo o un nuevo proyecto de País en lo relativo a la vivienda. Pero no, ha sido irse por la fácil: grava el consumo de educación y habitación como si fuera cualquier otro artículo de consumo, pues al fin en la lógica del consumismo, bienes y servicios son todos iguales. 

Veremos en los días por venir qué "transita" y que no de todo el paquete propuesto. Dos meses como máximo para tener certeza de por dónde se moverán las cosas para 2014. 

Queda ahora sí por comentarse el asunto educativo. Sin embargo, me he dado cuenta que la posibilidad de retirar la exención de impuesto al consumo de servicios educativos, me sirve solo como pretexto para proponer una reflexión más amplia, sobre el papel de las instituciones privadas en el escenario de los servicios educativos. Por este motivo, en la lógica que proponía yo mismo ayer, lo dejo para otra entrada. 

Aquí nos vemos mañana.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Reformas Mágicas (I)

La mayor tragedia de los mexicanos parece originarse por una irrefrenable dominación del pensamiento mágico sobre nuestras mentes. Consideremos, para no complicarnos, la más básica de las manifestaciones de la magia: la de nuestra niñez. Esa magia que se hace posible gracias a una combinación de ignorancia, ingenuidad y necesidad. Cuando niños, ignoramos por nuestra pequeñez, por falta de experiencia, porque lo que tenemos más cerca se nos aparece como universal y el poder de lo concreto, por particular y limitado que sea, define nuestras preguntas y traza el límite de nuestras respuestas. Cuando ese límite resulta insalvable a través de los medios de los que disponemos, la magia encuentra uno de sus más básicos componentes. En tales casos, imaginamos porque ignoramos. Si al desconocimiento sumamos nuestra confianza, la magia puede fortalecerse, de tal suerte que ya no solo imaginamos: creemos, porque nos lo dice alguien digno de confianza. ¿De qué otra manera explicarse la aparición de los juguetes que tanto deseamos, al pie de un árbol iluminado? No solo lo imaginamos: nos han dicho que sucede de cierta manera. Pero no es suficiente: el pensamiento mágico se robustece y se hace pleno cuando además de ignorantes y crédulos, estamos necesitados. ¿Cuántas veces, incluso siendo adultos, no hemos terminado repitiéndonos una y otra vez que necesitamos creer? 

Pienso que es esta mezcla de ignorancia, credulidad y urgente necesidad, la que hace que el pensamiento mágico constituya hoy la manera más sencilla de resolver nuestras dudas. Quienes llevan las riendas del país —y quienes desean llevarlas— lo saben. Por eso las premisas con las que nos ofrecen sus respuestas, operan sobre mecanismos de una racionalidad equiparable a la del esoterismo. En esa lógica, aprobar la Reforma Energética tendrá como efecto directo más energía a menor costo, la Reforma Educativa permitirá que niños y jóvenes cuenten con educación de calidad y con mayores oportunidades. El problema con el pensamiento mágico es que no cuestiona, no pone en duda: acepta las respuestas, ya sea por ignorancia, por ingenuidad, por necesidad o —para desgracia nuestra— por las tres cosas al mismo tiempo.

Lo opuesto al pensamiento mágico, al menos como aquí he intentado describirlo, sería un pensamiento racional. Mejor aún: una lógica racional y razonable. Una lógica que cuestiona, que está abierta a la reformulación de las ideas. 

Tomemos el caso de la Reforma Hacendaria. El sitio de internet promovido por el Ejecutivo para explicar su propuesta, es una galería fascinante de muestras del pensamiento mágico. ¿Para qué es la Reforma? "Para que le vaya mejor a la gente." ¿Cómo se justifica cualquiera de los aumentos propuestos? Es cuestión de justicia social: con una mayor recaudación podremos mejorar los servicios públicos. Vale, pues ya está: votémosla a favor y a lo que sigue, que sin duda nos habrá de ir mejor a todos. 

Me dirán, por supuesto, que no espere yo una explicación en 140 caracteres. Pues no, pero cuando uno lee los millares de folios que constituyen el Paquete Económico 2014 presentado a consideración del Legislativo, uno no encuentra mucha racionalidad en las explicaciones. Aclaro: no las he leído todas, pero sí leí por completo el documento con los Criterios Generales de Política Económica 2014, así como las iniciativas de reforma a Ley del IVA y Ley del ISR. En estos centenares de cuartillas, parece que todo se resume en un par de premisas que suenan hermoso: a mayores recursos, mejor gasto. Genial. ¿En serio?

Vamos viendo algunas muestras. Se propone, por ejemplo, gravar con IVA las rentas e hipotecas. Entre Godínez, Gonzalitos y Cantinflas redactaron esta joya de racionalidad para justificar el gravamen: 
Exentar la enajenación de casa habitación del IVA implica el que la enajenación de propiedades de alto valor, que son las adquiridas por la población de más altos ingresos en el país, se beneficien de dicha medida, lo cual implica que los hogares de mayores ingresos absorban la mayor parte de la renuncia recaudatoria que implica mantener la exención. Una situación similar se presenta en el caso del arrendamiento de casa habitación.

Ahora bien, en el caso de los intereses de créditos hipotecarios, este tratamiento permite exentar del pago del IVA a los contribuyentes que obtienen intereses que tienen como origen la adquisición de propiedades de alto valor, beneficiándose con este régimen especial en mayor medida a los hogares de mayores ingresos. (Iniciativa de Ley del IVA, p. VIII)
Lo anterior es así, toda vez que no obstante los esfuerzos del Gobierno Mexicano para promover estas actividades, las mismas requieren ser apoyadas. En efecto, los datos estadísticos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) al realizar encuestas que permiten vislumbrar los porcentajes a nivel nacional del acceso y asistencia a estos espacios culturales, reflejan la conveniencia de que sean apoyados. (Iniciativa de Ley del IVA, p. XII)
De lo anterior, debemos concluir que los ricos que compran grandes mansiones justifican derogar la exención. Total, los que rentan departamentos y casas pequeñas, ni lo van a sentir. ¿Cierto?

Educación y cultura se verían también afectadas de aprobarse íntegramente el Paquete Económico propuesto. Dejo el tema de educación —que me es especialmente sensible— para una reflexión aparte, y pongo el caso de los "espectáculos públicos". Para explicar a propuesta, cedemos la voz nuevamente a Cantinflas y compañía:  
El gasto corriente monetario en espectáculos públicos está concentrado en los hogares de mayores ingresos: el 30% de los hogares de mayores ingresos realiza el 80% del total de gasto por este concepto, en comparación con 3.7% que significa para el 30% de los hogares de menores ingresos. Considerando lo anterior, con el fin de darle mayor progresividad al sistema impositivo en su conjunto, se propone a esa Soberanía eliminar la exención en el IVA a los espectáculos públicos, manteniéndola únicamente para las funciones de teatro y circo en los términos que hoy se prevé.
Clarísimo, ¿no? De lo anterior, concluye el Señor titular del Ejecutivo, lo siguiente:
De esta manera, para que las actividades artísticas más antiguas e influyentes de la humanidad adquieran fortaleza y se remonten a la grandeza de sus inicios, se propone conservar la exención prevista para los espectáculos públicos, únicamente el teatro y circo, con lo que se logrará promover y fomentar las actividades culturales más antiguas de la civilización. (Iniciativa de Ley del IVA, p. XIV) 
Además de una lección de justicia social, el documento nos deja una valiosa lección de Historia del Arte, que deja a la música y la danza, por ejemplo, como menores derivaciones del arte circense. O, ¿estoy interpretando mal la noción de "espectáculos públicos"? De veras, leí al derecho y al revés la iniciativa y no encuentro el parámetro. (No descarto estar en un error, así que si alguno encuentra la respuesta, recibiré con gusto sus señalamientos.)

Seguramente ya la mitad dejo de leerme a estas alturas, así que no me extiendo mucho, pero cito solo un caso más de la magia contenida en la propuesta del IVA: agregar un peso por litro a las bebidas "saborizadas con azúcares" ayudará a eliminar la obesidad infantil. Quiero verlo. Para mayor información, transcribolas fracciones XVIII y XIX del artículo 3º de la Ley del IEPS, donde se detalla la definición de las bebidas, polvos, concentrados y jarabes saborizadas, pues no me queda muy claro si podrán ustedes seguir envenenándose con químicos endulzantes bajos en calorías o si solo les van a quitar lo que no es "light": 
Bebidas saborizadas, las bebidas no alcohólicas elaboradas por la disolución en agua de cualquier tipo de azúcares y que pueden incluir ingredientes adicionales tales como saborizantes, naturales, artificiales o sintéticos, adicionados o no, de jugo, pulpa o néctar, de frutas o de verduras o de legumbres, de sus concentrados o extractos y otros aditivos para alimentos, y que pueden estar o no carbonatadas. 
Concentrados, polvos y jarabes, esencias o extractos de sabores, que permitan obtener bebidas saborizadas, a los productos con o sin edulcorantes o saboreadores, naturales, artificiales o sintéticos, adicionados o no, de jugo, pulpa o néctar, de frutas, de verduras o legumbres y otros aditivos para alimentos. (Art. 3º de la iniciativa de Ley de IEPS)
En fin. La gran pregunta es: ¿qué rol nos toca jugar a los ciudadanos ante iniciativas planteadas bajo premisas propias del pensamiento mágico? Supongo que una alternativa —al menos una— es recibirlas con la lógica de la racionalidad y actuar en consecuencia.

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PD. He dejado fuera por ahora el tema de IVA en colegiaturas y servicios de enseñanza en general. Por cuestiones profesionales, es evidente que el tema me involucra de manera particular. Es por ello que he preferido dejarlo para una reflexión por separado. Aquí mismo, mañana martes.



sábado, 7 de septiembre de 2013

#HumildadTEC

Consulto el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua:

orgullo. (Del cat. orgull). 1. m. Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.

La definición es sencilla, clara, contundente. Y da mucha tela de dónde cortar. Por supuesto que todos nos hemos sentido orgullosos, y seguramente muchas veces ese orgullo a nacido de causad nobles. Quizá el problema del término está cuando lejos de ser un sentimiento, el orgullo se convierte en una condición de nuestro ser. 

Hoy me parece especialmente ilustrativo el énfasis con el que este sustantivo (y el adverbio derivado del mismo), constituye uno de los ejes del festejo del 70º aniversario de mi alma máter, el Tecnológico de Monterrey.

"Orgullosamente Ex-A-Tec", reza la credencial dorada que recibí al concluir mi licenciatura a finales del siglo pasado. "Orgullosamente LCC", ilustra la imagen de perfil de muchos de mis colegas en las redes sociales. (Están por supuesto las variantes correspondientes a un amplio número de carreras y programas.) #OrgulloTEC y #OrgullosamenteTec son dos de las etiquetas promovidas con más fuerza por el Tec en las redes sociales para celebrar su septuagenario.

Seguro que muchas de las expresiones que celebran los 70 años del Tec nacen del agradecimiento. Pero sería ingenuo negar que mucho del #OrgulloTec está más cerca de la definición que da la Real Academia: arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia. Cierto, a veces nace de causas nobles: me consta que noble fue y es la causa de muchos de los que fuimos y son parte del Tec... tanto, como arrogante ha sido el discurso que por mucho tiempo ha acompañado a la institución.

Muchas veces —primero como estudiante y después como colaborador— me tocó escuchar discursos del Dr. Rafael Rangel, otrora rector del Tecnológico, infundiendo ese espíritu de superioridad que caracteriza a muchos egresados: "La mejor milésima de la sociedad", afirma en uno de esos discursos. Suponiendo sin conceder que los egresados del Tec realmente fuésemos la mejor parte de la sociedad, tendríamos que admitir un rotundo fracaso en contribuir a la transformación social y económica del País. Lamentablemente esos discursos orientados a la exaltación de un injustificado sentimiento de superioridad, rara vez canalizaban ese orgullo al compromiso social. (En justicia, cabe precisar que ese discurso de la superioridad no es privativo del Tec, sino que está trágicamente presente en las universidades privadas de mayor prestigio.)

En estos días de festejo, agradezco una vez más el privilegio que tuve de estudiar en el Tec de Monterrey. Privilegio, sí, pues no se de qué otra manera podría calificar la oportunidad de estudiar en una institución cuyas colegiaturas son superiores a los ingresos mensuales de prácticamente el 60% de las familias mexicanas.

En junio de 2010, a propósito de la renuncia de Rangel a la rectoría del Sistema Tec, relaté aquí el origen de los sentimientos encontrados que me vinculan a mi universidad. Al Tec le atribuyo algunas de las mejores experiencias de mi vida, como también la debo algunas de las más desagradables. Agradezco ambas, por supuesto, aunque admito que las huellas de algunas de las experiencias negativas todavía me duelen. Y me duele especialmente atestiguar de qué manera el #OrgulloTEC, quizá por nacer de causas de dudosa nobleza y frágil virtud, se convierte en soberbia. 

Recuperando algo que he dicho a lo largo de ya casi dos décadas, estoy convencido de que el Tecnológico de Monterrey está llamado a jugar un papel importante en la historia de este País. Lo ha jugado ya, por supuesto, pero hablo de un papel que contribuya auténticamente a transformar el rostro de la pobreza y la injusticia que divide dolorosamente a nuestra Patria. Y estoy convencido de que para alcanzar ese llamado, sería interesante dejar de lado el orgullo y empezar a cultivar algo mucho más grande y sin duda mucho más poderoso. Sueño lo mejor para mi casa de estudios. Sueño que un día a su gente, nos distinga una nueva etiqueta: la #HumildadTEC

humildad. (Del lat. humilitas, -atis)1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.


Mientras construimos esa nueva virtud, te agradezco una vez más todo lo que me has enseñado, en las buenas y en las malas. ¡Feliz cumpleaños 70 querido Tec!