miércoles, 26 de noviembre de 2008

Letras adictivas

«Sueño. A veces pienso que es la única acción correcta que se puede hacer. Soñar, vivir en el mundo de los sueños… […] Pero no dura mucho. La vigilia siempre acaba apoderándose de mí.»

No puedo decir que no estaba advertido. La dedicatoria que J anotó en el ejemplar de Sputnik, mi amor, aquel jueves que la acompañé al aeropuerto, afirmaba contundente que se trataba de un regalo para acercarme a Murakami “bajo advertencia de que crea adicción”. Y, como se lo prometí ese día, esperé hasta este lunes para dejar que el escritor japonés acompañara parte de mi viaje.

Nunca antes había leído yo a Haruki Murakami. Pero lo cierto es que J no se equivocaba. Más allá de lo provocador que resultaba el primer párrafo de la novela, fue la acumulación de reflejos que se articulaba con cada página lo que me impidió soltar el libro antes de llegar al final.

Estoy convencido de que la magia de los auténticos descubrimientos radica en su carácter imprevisible. Puedo decir con orgullo que en estos meses he tenido oportunidad de experimentar todo tipo de encantamientos vinculados con esta clase de revelaciones. Y Murakami se ha sumado a la lista de un modo absolutamente inimaginable.

Este japonés no me ha dejado sólo con la necesidad de acercarme más a sus letras. Ha potenciado mi curiosidad por leer a Kerouac. Ha reforzado mi necesidad por alimentar con más regularidad mis instintos literarios. Y eso, una vez más, me deja en deuda con J. Gracias, pequeñuela.

martes, 25 de noviembre de 2008

De vuelta

Fueron largas pero vertiginosas e intensas horas de viaje. En mis planes estaba dormir al menos la mitad del vuelo Ámsterdam-Ciudad de México. Pero entre las provocaciones fílmicas de KLM, las tentaciones literarias que cargaba yo en la mochila, las bellísimas imágenes que me acompañaron a través de la ventanilla y la acumulación de tantas y tantas reflexiones, el ingenuo plan se vio felizmente frustrado. No dormí más de una hora en cada uno de los dos tramos recorridos. Poco importó no haber cerrado los ojos tampoco de domingo a lunes, intercambiando el sueño por una última velada en buena compañía.  

Y al fin, todo fue llegar y en segundos comenzar a reconocer nuevamente el territorio. Empezando por el estómago. Cenar unos deliciosos tacos al pastor y luego en casa un poco del delicioso pastel de elote que M había preparado. Y de ahí a dormir un rato. Para despertar tranquilamente hoy pasadas las 5 de la mañana y estar puntual en el colegio, como parte de este complicado pero apasionante proceso de “volver a la realidad”. Cargo un poco de cansancio, sin duda. Pero estoy de vuelta.

Aunque quizá no del todo todavía. Pido tiempo. Para observar. Para escuchar. Para atender. Quizá también un poco para hablar. Pero esto solo un poco. Por ahora, prefiero que hablen las miradas. Los silencios. Y algunas líneas aquí, en esto que me inventé sin saber cómo ni por qué, y que tú has ayudado a construir. En esto que de algún modo constituye el puente que enlaza al que fui, al que he sido y al que estoy recuperando con el que aspiro a ser. 

Porque, si bien tengo claro que no será sencillo dedicarle a este espacio el tiempo que le he dedicado en los meses previos, sé bien que no quiero descuidarlo, pues es una extraordinaria manera de no descuidarme a mí mismo.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Alfa y Omega

Hoy concluye un viaje... e inicia otro. Todo final puede ser entendido como un nuevo comienzo. Así pues, inicia hoy una travesía. Esta texto aparece aquí mientras me encuentro volando hacia el Distrito Federal. Atrás queda una ciudad en cuyas calles seguramente mi sombra aún se pasea. Ciudad que fue escenario de una metamorfosis. O quizá un renacimiento. O, ¿por qué no?, una mezcla de ambas cosas. El hecho es que hoy voy de vuelta.

Fin y principio. Ésta es al mismo tiempo la última entrada y la primera. Se trata de la entrada número 200 de ErnestoEnBarcelona durante 2008. La 201 en todo el blog, si consideramos el texto que envié a Kiri cuando nació y que tramposamente convertí después en el post inaugural. Esta entrada 200 (o 201) cierra un ciclo. Pero es también la entrada número 1 de Ernesto-BCN.

¿Cómo se dio la decisión de iniciar un nuevo blog? Resulta que mientras dedicaba las últimas horas de mi estancia a remodelar ErnestoEnBarcelona, no pude resistir la tentación de releer buena parte de los textos publicados. Mi primera impresión es que, en general, se trata te textos bastante anecdóticos. No sé qué tan sencillo resulte leer entre sus lineas la auténtica revolución que se ha librado dentro de mí a lo largo de un año.

Lo cierto es que cuando estaba lsito para lanzar la nueva imagen de ErnestoEnBarcelona, tuve la sensacion de que estaba violentando una historia. Si bien mantengo la idea de que Barcelona para mí dejó de ser una ciudad para convertirse en una actitud, prefiero hoy cerrar este ciclo y dejarlo así: que conserve su esencia, que el ajetreo de volver al mundo que me precede no lo manche. Por eso, hoy termina una etapa pero, a modo de espiral, inicia otra. 

Ya iré descubriendo qué significa Ernesto-BCN. De entrada, se trata de un espacio que ha nacido con la motivación de explorar nuevos sentidos, nuevos enfoques, nuevas alternativas. Queda ver cómo se irá concretando.

Cabe aclarar que EnrestoEnBarcelona no desaparece. Simplemente dejará de actualizarse, o al menos esa es la intención. En el menú lateral he dejado un vínculo a esa semilla. Cualquier cambio de decisión que implique revitalizar aquel blog, lo haré saber oportunamente a través de este nuevo. 

Así las cosas, bajo la cortina allá y corto el listón inaugural acá.

Gracias a ti por acompañarme en el inicio de esta nueva aventura.