miércoles, 18 de noviembre de 2009

Pausa

Comencé a escribir esta entrada anoche. No. Quise empezar anoche. Pero apenas logré arrojar una palabra. Pausa. Y entonces la anoté como título para lo que entonces era una divagación en potencia. Aunque al final nada tendría que ver con lo que habría de venir. ¿O sí? Difícil anticiparlo.

Mientras intentaba transferir las ocurrencias en palabras, el iTunes empezó a reproducir una pieza de Zbigniew Preisner. Y me perdí en el sonido, como tantas veces.


No fui capaz de seguir escribiendo nada. Una palabra. Algo de música. Y nada más.

¿Qué quería decir? No lo sé. Llevo varios días incapaz de encontrar palabras para tantas cosas. Desde asuntos banales hasta aquellos que son —al menos en apariencia y de cara al mundo cotidiano— relativamente importantes. Las palabras han empezado a evadirme. Sobre todo al hablar. Pero no solamente. También al escribir. Si las obligo, si les pongo un ultimátum, parecen reaccionar.

La última vez que vine aquí, cerraba una complicada semana. Creía que cerraba. Faltaba el último jalón. El fin de semana —el largo fin de semana— llegó cargado. De todo un poco. Quizá más vértigo del que hubiera querido. Pero en medio de comidas, almuerzos, cines, clases, hubo tiempo para pensar. Y escribir.

Lo que no he escrito aquí ha empezado al menos a encontrar una salida en el papel. He estado pariendo anotaciones como hace mucho no lo hacía. Y quizá eso me ha estado salvando.

Una vez más digo mucho y nada a la vez. No sé por qué he venido aquí. Quizá solamente para enfrentarme al recuadro vacío, retándome a desarrollar más de dos líneas con sentido. Y aunque parece que el recuadro empieza a ganar este ingenuo duelo, algo queda. Quisiera explicarlo pero, ya lo decía, no encuentro las palabras. Baste decir que mientras las letras escapan, resurge el sentido en algún rincón aquí dentro.

Al margen. Creo que la nostalgia de los días recientes ha sido acentuada en buena medida por ese espíritu pre-navideño que hace ya varios días ha invadido el paisaje, anunciando que se acaba otro año. Pero queda una décima parte, que no es poca cosa.

1 comentario:

Luna Quisan dijo...

La musica esta como para cortarse las venas, para llorar amargamente junto a una botella de vino tinto en la mesa y por que no, acompañarla con papel y pluma... intentando quiza, dejarlo fluir, divagar, en fin.. no se que ocurre, no se que pasa, no entiendo nada, pero... disfrutemos de estas pequeñas etapas, que ya se van....