viernes, 16 de enero de 2009

Señales (II)

Hay de señales a señales. Y en estos días he recibido muchas. La más contundente apunta a algo incontestable, al menos desde mi experiencia. Se trata de una clara señal que indica que las señales no existen. Al menos no las señales a las que hacía alusión hace unos días. No existen esas señales que uno invoca con desesperación. Cuando uno clama por un signo que dicte lo que ha de hacerse, lo más que puede suceder es que todo sea interpretado según convenga.

Ahora bien. Decía que hay de señales a señales. Al tiempo que descubrí que ciertas señales no existen, comprobé que otras están a la orden del día. Hablo de esos signos que uno no pide, esos que llegan sin avisar y se revelan ante la mirada atenta de la que tanto he hablado en otras ocasiones. 

Resumiendo: ponernos a esperar señales forzadas nos lleva a correr el riesgo de no identificar las verdaderas. [Es la historia del sujeto que ante la inundación de su pueblo se niega a recibir la ayuda de todos cuanto se la ofrecen, aduciendo que Dios lo salvará; cuando muere ahogado reclama a Dios que no le haya rescatado de la tragedia, y Éste se limita a recordarle cómo rechazó todas las vías de auxilio que le envió a través de los demás.]

3 comentarios:

Unknown dijo...

He ido por la vida, desde ya hace casi cuatro años buscando al principe azul, a aquel hombre tierno y sincero que me regale caramelos, sonrisas y miradas tiernas. He puesto a San Judas Tadeo de cabeza (exagere jajaja), pero hablando en serio, he buscado y buscado con el afán de encontrar "algo", de llenar ese huequito en mi alma. Encontrar una señal para saber quien será ese principe... pensando ingenuamente que el nuevo muchacho que conociera sería el principe, y no lo sé, buscaba a lo mejor una señal que me dijera si era él o no... al final, no resultaba ser. No hay final en la historia de mi vida, la sigo escribiendo y las paginas continuan, es solo que, solo que me dije a mi misma que me iba a preocupar por vivir y ser feliz... él, llegará... no se cuando, pero, sé que la señal esta en mi corazón, cuando él este preparado para que la luz de mi alma lo iluminé... Dos almas se encontrarán... ayy!! creo que ya se me botó la ultima canica, pero en fin, tu post deja mucho para reflexionar.. en fin...

Como siempre, es un gusto leerte, un placer...

Unknown dijo...

Las señales, igual que las oportunidades no las decidimos nosotros, que somos parte de este enorme engrane de energías e ideas que es el Universo. Las señales, si nos sensibilizamos para verlas, oirlas, olerlas y soñarlas están siempre ahí... y cuando parecen no estar, puede ser que insistimos en que sean de uno u otro modo... como tratar de cazar una estrella fugaz y resulta que por el rabillo del ojo "como que" ves que pasó, pero no tienes la seguuridad porque tu ángulo de visión pudo engañarte, del mismo modo las señales no pueden limitarse a ser como queremos...

Además creo que el silencio, la ausencia de señales, de respuestas, puede ser una respuesta per sé... a mí me ha pasado, que cuando sé que un evento o situación es libre de resolución según las decisiones variables de cada momento, entonces el mismo Universo nos da permiso de usar nuestro libre albedrío para DECIDIR si queremos que tal o cual evento sea como queremos o no... esas también son oportunidades que no hay que dejar. A veces, cuando el destino dice "pues no sé" entonces, puedes inventar por tí mismo ese camino.

Eso creo, aunque a veces también me hace falta recordarlo, porque reconozco que he caído en la incertidumbre de la existencia de este "más allá" que da seguridad...

Por lo anterior te agradezco que me permitas recordarlo, también me reflejo en lo que dices mi querido Ernesto, te mando un gran abrazo, como siempre.

ErnestoPC dijo...

Mis quieridos Luna y Luiser... Es increíble cómo las ocurrencias esporádicas de este sujeto pueden generar. Agradezco y celebro que compartan aquí, conmigo, sus reflexiones.

Luna, sabes -como bien dices- que esas "señales" están en tu interior. Y sabes que tu destino tiene estrella. Un beso.

Mi buen Luiser, el abrazo es recíproco y con mucha fuerza. Bien dices, el silencio o la ausencia aparente de señales son una señal en sí mismos. Hace unos días me acordaba de ti con mucho cariño. Va siendo hora de romper el silencio de estos años. Me propongo enviarte un mail en estos días.