Quienes lo conocían quedaban al instante cautivados por su silencio. Suponían que sólo una inmensa serenidad o alguna suerte de secreto espiritual podía ser el soporte de semejante actitud. ¿Qué iluminada visión de la naturaleza humana, si no, podía estar detrás de la paz que irradiaba?
Ignoraban que, desde su ya lejana infancia, las palabras de su madre habían quedado tatuadas para siempre en su alma: «Si no tienes nada bueno que decir de alguien, mejor quédate callado».
4 comentarios:
Gracias, siempre gracias.
Tu amistad enriquece mi espíritu.
Que sabias palabras no! Y exactamente estan dentro del repertorio de las madres...
Muy bueno!!!!! :)
súper interesante esto de cerrar un ciclo.
yo ando medio perdida en tanta calle, es así...ser tan callejera no me da mucho tiempo para la net.
pero es que está tan lindo el sol en la vereda!
Zorus... sabes que ese sentimiento es mutuo. Oye, ya urge vernos, no? Un fuerte abrazo.
Diliviru... habría que hacer un manualito con esas frases, no? jeje Saludos!!!
Jake... que gusto tenerte ahora por acá... Eso de abandonar la net, si es por el sol lindo en la vereda, está más que justificado ;) Así que ni se preocupe, ya podrá uno actualizarse, qué no? Saludos che!
Publicar un comentario