sábado, 15 de julio de 2017

Si Alonso se queda (y si no también)...

Ningún cargo tendría que ser para siempre, lo creo firmemente, especialmente cuando hablamos de cargos de altas responsabilidades y con jerarquías superiores. Pero esta creencia no resuelve cómo han de estructurarse y reglamentarse los relevos ni es suficiente para definir los criterios que han de ayudar a decidir cuándo es momento de cerrar un ciclo.

En cualquier sector (privado, público, social) un cargo vitalicio puede ser muy peligroso. Quizá el problema no es tanto de tiempo sino de argumentos. Una normativa adecuada suele ser el camino para articular ambas dimensiones. Pensemos en la reelección en los cargos públicos que se definen por votación popular: en México nos han enseñado que el simple hecho de pensar en la reeleción es pecado mortal, pero muchas sociedades nos muestran que en condiciones adecuadas puede ser un buen mecanismo de rendición de cuentas.

Este embrollo viene a cuento hoy que muchos ciudadanos en León, Guanajuato, nos sentimos agraviados ante el reciente anuncio de la próxima salida de Alonso Escalante de la Dirección General del Teatro del Bicentenario, una salida de la cual hasta ahora no se ha dado explicación oficial.

Desconozco los estatutos del Forum Cultural Guanajuato. Por lo que he podido encontrar, en ellos no se definen con suficiente claridad los mecanismos de nombramiento y remoción de los titulares de Dirección General del Teatro del Bicentenario y del Museo de Arte e Historia de Guanajuato. (Si estoy equivocado, agradeceré a quien cuente con esa información nos apoye aportando la misma y su fuente en los comentarios de esta entrada.)

Lo anterior hace inevitable que colaboradores, artistas y público del Teatro, que hemos ido conformando una auténtica familia cultural, nos indignemos ante el anuncio de un "acuerdo" que no explica razones, que no ofrece argumentos y que hace temer por la continuidad de un proyecto cultural que a todas luces ha sido exitoso y ha marcado un referente a nivel nacional. La misma reacción de la comunidad artística y de muchísimos ciudadanos que han adoptado al Teatro y al Forum como espacios públicos propios, muestra que el trabajo realizado por Escalante ha logrado crear en León un tejido de inmenso valor en torno a las artes escénicas.

En redes sociales el hashtag #AlonsoSeQueda ha sido el eje del desahogo de muchos artistas y personajes destacados de la vida cultural en México y el mundo. (Esta nota del periódico a.m. muestra claramente el alcance de las reacciones.)

No soy ingenuo. Para nadie es secreto que en el mundo del arte, como en cualquier ámbito, existen envidias, rencillas, divisiones, confrontaciones. A falta de explicaciones, la versión dominante sigue siendo que la salida de Escalante responde a ese tipo de diferencias. Lo inexplicable (lo sorprendente, lo doloroso) es que la medida se tome cuando el proyecto del Teatro ha dado resultados positivos.

Ignoro si la movilización ciudadana en medios digitales ayudará a que el Consejo Directivo del Forum se retracte. A estas alturas estoy seguro que Alonso tendrá varias ofertas laborales de gran calado, las cuales -suponiendo que le dejaran en su sitio- tendría que contrastar con la idea de quedarse al servicio de un Consejo que le ha dado la espalda (salvo que se integrara un nuevo Consejo, lo cual tampoco se ve en el horizonte cercano). La disyuntiva y los tiempos por venir no serían fáciles.

La misma tarde en que los consejeros del Forum "acordaban" con Alonso su salida, yo participaba en un Seminario sobre Ciudades Educadoras y Gobernanza Local, organizado por la Dirección General de Educación Municipal con la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras. En la conferencia de Joan Manuel del Pozo se explicaba la idea de gobernanza como una forma de gobierno que no deja todo a los funcionarios electos, sino que involucra activamente a la ciudadanía; en un taller para representantes de la sociedad civil, Angélica Sátiro creó las condiciones para que los que ahí estábamos nos diéramos cuenta de la importancia de generar ideas y comprometernos con la participación ciudadana. Paradójicamente, el Seminario se celebraba en el Museo de Arte e Historia de Guanajuato, recinto que forma parte del mismo organismo que a través de un grupo de consejeros supuestamente ciudadanos daba la espalda a la propia ciudadanía.

Si por las razones que sea resulta al final que Alonso no se queda, los ciudadanos debemos exigir al menos dos cosas. Primero, que se ofrezca una argumentación clara, transparente. Y, segundo, más allá de los intereses personales y de grupo que puedan estar en juego, tenemos la obligación de exigir la y contribuir con la continuidad de un proyecto cultural y artístico de primer nivel, que siga formando audiencias y que fortalezca la cohesión social a través de las expresiones artísticas. 


*
Actualización. Minutos después de publicar esta entrada leo la explicación de Joel Arturo Padilla Córdova al a.m. sobre salida de Escalante. Mi única pregunta es, ¿encontrarán a alguien menos soberbio capaz de dar mejores resultados? Mi "sospechosismo" me lleva a pensar ya en nombres de funcionarios y gestores culturales que han estado en tiempos recientes muy cerca de Padilla Córdova. Yo solo espero que el Teatro y su público no quedemos como rehenes de la grilla político-cultural como sucede en el resto del país.

Foto tomada del periódico a.m.

1 comentario:

Arnoldo Cuéllar dijo...

Nos autorizas a reproducir tu reflexión en Zona Franca?