«Oh, I am fortune's fool!»
Romeo, en Romeo and Juliet de Shakespeare
Hace unos años, una persona muy querida me contaba las emociones y pensamientos que le habían ocupado durante los meses previos a casarse. Ella esperaba, según me relató, alguna señal divina que le dijera si al contraer nupcias con quien se lo había propuesto estaba haciendo lo correcto. Según recuerdo, esa señal nunca llegó. La lección, que entonces me parecía lógica y razonable, era que eso de las señales no necesariamente existe.
Pese a la contundencia de semejante moraleja, desde aquella conversación a la fecha han sido numerosas las ocasiones en que me he propuesto a mí mismo esperar un signo del destino que me ayude a tomar tal o cual decisión. En muchas de ellas he terminado creyendo ver tal o cual señal en favor o en contra de la deliberación en juego.
Si lo pienso con calma, es evidente que esas "señales" fueron más producto de mi propia sugestión, mi necesidad de encontrar un punto de apoyo en una dirección que ya se prefiguraba en el fondo de mi ser. A final de cuentas, las dichosas "señales" terminaban siendo los pretextos que me faltaban. Me parece que en cada caso la verdadera señal se hallaba siempre al explorar con serenidad mis más profundas sensaciones.
Sin embargo, la magia de pensar que una señal desde fuera terminará por confirmar la legitimidad de mis ocurrencias suele brotar de vez en cuando. Asoma así la extraña curiosidad por transformar mis pasos en el producto de un plan que me es ajeno. Quizá no sea más que una forma de desprenderme en cierto grado de la responsabilidad que habita en cada una de mis decisiones. Pero también es posible que sea mi reconocimiento intermitente de que la energía o el destino se mueven siguiendo entramados mágicamente desconocidos.
El caso es que hoy es uno de esos días en que quisiera ver una señal.
3 comentarios:
Ay caballero, le entiendo muy bien.
A veces parece que las señales son caprichosas ¿no? Y que cuando uno las esperan ellas deciden que nos dejarán plantados.
Para mí las señales se traducen en corazonadas o presentimientos y, normalmente, les hago caso. Será porque tengo una mamá medio bruja que cuando dice algo como "no salgas" más vale escucharla jejeje.
Espero que haya recibido la señal que esperaba.
Mira nada mas, como que esta es la semana de las señales... jajaja que curioso, no había leído tu entrada cuando publiqué la mía jajaja, así que no vayas a pensar que me ando pirateando las ideas jajajaj.... es solo que... digamos, que... mmmm la blogerconexion esta intensa no crees????
;)
Qué tal Jacka... pues ya se ve, la señal llegó en cierto modo... la señal de no andar forzando señales. Un abrazo!
Hey Luna! Será una señal? jejeje Saludos!!
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