Quiero despertar
porque no puede ser verdad
esta mala hora
"Esta madrugada", Amaral
La música, bien sabemos, es otra vía útil al momento de reseñar un periodo de tiempo. A lo largo de mis doce meses en la blogósfera he dejado varias piezas del rompecabezas auditivo de mi 2008. Así, este recuento pretende simplemente hilar algunas de las piezas fundamentales.
2008 le regaló una novedad a mi lista de grupos favoritos. Si mis late eighties estuvieron musicalizados por Mecano y mis noventas fueron sonorizados por Presuntos Implicados, Amaral es la pieza que faltaba a mi primera década en el siglo XXI. Me llegó tarde, ya se ve, pero estos meses me bastaron para hacerme de toda su discografía, que abarca justamente los nueve años recorridos de esta década. Un dueto sin desperdicio cuyas letras, siguiendo una suerte de método retrospectivo, construyen una eficaz banda sonora para mis años recientes. (JuanPa: gracias compadre por echarme la mano en este hallazgo.)
Uno de los momentos climáticos de la pista musical de 2008 llegó con Once —una película extraordinaria que lamentablemente no llegó al circuito comercial de cine en México—. En esta sencilla pero poderosa cinta, Glen Hansard y Marketa Irglova narran una historia mágicamente sencilla a través de una serie de magníficas canciones, con letras sutiles, honestas, sencillas, intensas, a veces estremecedoras.
El año que recién se nos fue trajo también mi reencuentro con Serrat. Un reencuentro tímido pero con poderosos momentos como cuando, poco antes de volver a México, descubrí que la letra de una de las canciones que marcaron mi infancia, "Los fantasmas del Roxy", gira en torno a un cine que años atrás se encontraba a unas calles de donde estuve viviendo mis últimos tres meses en Barcelona.
A mi lista de reproducciones frecuentes se sumó también la "Sinfonía de los Temperamentos" de Nielsen, músico danés hasta hace unos meses desconocido para mí. Desde aquella noche en que las notas de esta majestuosa sinfonía se introdujeron por vez primera en mis oídos, no pasa una semana sin que dedique unos minutos a escuchar con absoluta solemnidad al menos uno de sus cuatro movimientos. (Además, la sinfonía completa acompaña regularmente mis sesiones de estudio o lectura.)
El año tuvo sin duda una inmensa cantidad de momentos auditivamente mágicos: desde descubrir una canción de Arjona que me gustara a través de la Fuente Mágica de Montjuïc, hasta los conciertos de Madonna y Celine Dion en México, pasando por la bossa nova de Toquinho en el Palau y por mis dosis periódicas de "Huapango" y "Bésame mucho" para apaciguar la nostalgia por mi patria; de la música étnica en el Parque Güell a "La Revolución Sexual" de La Casa Azul en una noche de marcha, ya se ve que el repertorio del 2008 resultó más que variado y lleno de contrastes. Como el año mismo.
2 comentarios:
Esta Madrugada, que parece nunca acabar, esta noche de angustiosa calma...
Hoy vengo de una experiencia muy vacía, muy torpe, muy fea, me vienen como anillo al dedo muchas de las canciones de Eva y Juan; que placer haberlos compartido contigo, que bueno que te gusten, a mi me encantan. Sobretodo Pájaros En La Cabeza... ¿tienes el DVD de El Comienzo del Big Bang? está bien padre!
Y bueno que decir de ONCE, de hecho -como ya sabes- fue por esa película que llegue a tu blog, porque lo comentas en tu perfil y bueno, que película tan grande, que canciones tan bellas. A veces el amor solo llega una vez, y después se va.
Gracias por la mención amigo!
Que haya música en tu vida!
Aaaah! y no sabes lo mucho que te envidio porque pudiste ver a GUILLE MILKIWAY DE LA CASA AZUL... sabes que soy super fans? no manches.. el día que lo vea en vivo, gritaré hasta quedarme afónico... jaja!
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