El Canal Once TV México del IPN, ha tomado una decisión que me entusiasma y me obliga a reiterar mi respeto por una de las pocas apuestas que existen en México por una televisión inteligente.
Hace unas semanas el canal modificó su programación. Se introdujeron producciones nuevas (algunas muy interesantes) pero, al mismo tiempo, se afectó significativamente a otras que se venían consolidando en su parrilla. Particularmente, llamaron la atención de muchos televidentes tres cambios: el movimiento de horario en el noticiario nocturno, la salida de Conversando con Cristina Pacheco, y el envío de la barra de opinión a un horario absurdo.
Este último fue el tema que a mí más me decepcionó: programar a las 23:00 horas emisiones que de diferentes maneras venían promoviendo —aunque fuese en un reducido segmento de la audiencia televisiva— la reflexión y la deliberación democrática resultaba inaceptable para muchos. Personalmente, venía siguiendo desde hace tiempo Primer Plano y Espiral; incluso los meses que estuve estudiando en Barcelona aproveché los archivos semanales del Once en internet para seguir disfrutando ambos programas, que hasta hace poco se emitían a las diez de la noche.
La opinión pública se dejó escuchar. Si la decisión de enviar estos programas a un horario que pocos mexicanos podían seguir con atención no era censura, terminaba pareciéndolo. Intelectuales y televidentes «de a pie» buscamos la manera de hacernos escuchar. Algunos enviamos nuestra observación al Defensor de la Audiencia del Once, una figura muy interesante que desde hace unos años introdujo la televisora del politécnico para tomar en cuenta a sus televidentes.
Finalmente, la nueva dirección del Once escuchó y desde hace unos días empezó a tomar decisiones, que se resumen en un comunicado en estos días. Hace una semana Cristina Pacheco y su público recuperaron su espacio nocturno de los viernes. El noticiario de Adriana Pérez Cañedo se mantiene a las nueve de la noche. Y la barra de opinión se reprograma: Primer Plano queda los lunes a las 21:30 y Espiral el mismo día a las 10:30.
Estas decisiones de Canal Once abonan sin duda al prestigio que la emisora se ha construido a lo largo de décadas. Y muestran también el valor que en ciertos ámbitos puede tener la participación democrática de una audiencia que se hace escuchar y no se conforma con someterse a las decisiones verticales de los medios.
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