Empieza diciembre y, como cada año, llega cargado de emociones contradictorias. Ilusiones. Y nostalgias. En medio del hervidero de unas y otras, me he propuesto renovar muchas cosas. Romper uno que otro hábito, aunque, citando otra vez a thearqui, "vaya la sensación de seguridad de por medio". Y si bien ayer mismo me uní en Facebook al grupo de los que tiende de forma innata a complicarse la existencia, hoy decido, al menos en ciertas cosas, apostar por la simplicidad.
No pretendo con ello eliminar complejidades cuya existencia me parece sine qua non para encontrarle sentido a la vida. Intento, en esa erradicación de 'malos hábitos', deshacerme paulatinamente de aquello que simplemente no me corresponde. Aquello que viene más de fuera que de dentro. Atreverme a dejar de lado una que otra justificación innecesaria más allá de las fronteras de mi propia necesidad. Dejar de preocuparme, al menos de vez en cuando, por el producto de un sinfín de manías acumuladas a lo largo de tantos años.
Quizá por ello, para ayudarme a poner ciertas cosas en blanco, apuesto al menos un rato a un espacio menos saturado. Más semejante a mis libretas de notas en papel, a las que he ido volviendo poco a poco en las últimas semanas. Quizá esa cercanía entre uno y otro espacio me permita venir aquí con más frecuencia.
1 comentario:
Definitivamente, este eres tuuuu... me encantó!!!
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