«So identity formation among Digital Natives is different from identity formation among predigital generations in the sense that there is more experimentation and reinvention of identities, and there are differente modes of expression, such as YouTube and blogging.»
Born Digital es el título del libro que me traigo entre manos —y ojos— en estos días. A través de sus reflexiones, los autores exploran el comportamiento, las motivaciones y las operaciones de los Nativos Digitales: esa generación que ha nacido ya en medio de las computadoras; niños y jóvenes que hoy no son capaces de imaginar un mundo sin internet, un trabajo escolar sin Google o Wikipedia, o una amistad sin Facebook, Hi5 o MySpace; niños y jóvenes a lo largo de buena parte del mundo —aunque representando todavía una minoría de la población— cuyas vidas poseen un esencial componente digital. Sus reflexiones alcanzan también a los Inmigrantes Digitales: los que, pese haber nacido antes del desarrollo acelerado de las tecnologías informáticas, hemos ido entrando a ese mundo y adoptando sus lenguajes y herramientas.
Llevo apenas dos capítulos, pero no podía resistir la tentación de compartir aquí algunas ideas que han dado pauta a un sinfín de divagaciones. El primero en particular me ha producido mucho entusiasmo, al colocar una vez más sobre la mesa de mis reflexiones el tema de la identidad y el impacto que estas tecnologías pueden tener en semejante ámbito.
Con un lenguaje sencillo y una visión casi siempre equilibrada, los autores advierten a la par peligros y oportunidades que entrañan las tecnologías digitales. Así, señalan la inestabilidad y la inseguridad que se reflejan en los procesos de elaboración de la identidad de las personas, al tiempo que reconocen en estas herramientas una oportunidad de experimentar y poner a prueba diversas posibilidades.
Paradójicamente, observan, parecemos tener mayor control sobre nuestra identidad, cuando realmente poseemos mucho menos. Al mismo tiempo, nuestras diversas identidades —que siempre han sido diversas, incluso en los viejos tiempos— tienden a converger ante el observador o agente externo a nosotros, con más facilidad que antes de la era digital.
La visión general de la obra no es catastrofista, pero tampoco peca de un triunfalismo ciego. Si bien por momentos sus planteamientos pierden el equilibrio en una u otra dirección (sobre todo en la segunda), procuran mantenerse en la línea de la tesis planteada en su introducción.
«We are at a crossroads. There are two possible paths before us—one in which we destroy what is great about the Internet and about how young people use it, and one in which we make smart choices and head toward a bright future in a digital age. The stakes of our actions today are very high. The choices that we are making now will govern how our children and grandchildren live their lives in many important ways: how they shape their identities, protect their privacy, and keep themselves safe; how they create, understand, and shape the information that underlies the decision-making of their generation; and how they learn, innovate, and take responsibility as citizens. On one of these paths, we seek to constrain their creativity, self-expression, and innovation in public and private spheres; on the other, we embrace these things while minimizing the dangers that come with the new era.»
La introducción casi completa está disponible aquí, como parte del sitio web del libro.