Consulto el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua:
orgullo. (Del cat. orgull). 1. m. Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.
La definición es sencilla, clara, contundente. Y da mucha tela de dónde cortar. Por supuesto que todos nos hemos sentido orgullosos, y seguramente muchas veces ese orgullo a nacido de causad nobles. Quizá el problema del término está cuando lejos de ser un sentimiento, el orgullo se convierte en una condición de nuestro ser.
Hoy me parece especialmente ilustrativo el énfasis con el que este sustantivo (y el adverbio derivado del mismo), constituye uno de los ejes del festejo del 70º aniversario de mi alma máter, el Tecnológico de Monterrey.
"Orgullosamente Ex-A-Tec", reza la credencial dorada que recibí al concluir mi licenciatura a finales del siglo pasado. "Orgullosamente LCC", ilustra la imagen de perfil de muchos de mis colegas en las redes sociales. (Están por supuesto las variantes correspondientes a un amplio número de carreras y programas.) #OrgulloTEC y #OrgullosamenteTec son dos de las etiquetas promovidas con más fuerza por el Tec en las redes sociales para celebrar su septuagenario.
Seguro que muchas de las expresiones que celebran los 70 años del Tec nacen del agradecimiento. Pero sería ingenuo negar que mucho del #OrgulloTec está más cerca de la definición que da la Real Academia: arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia. Cierto, a veces nace de causas nobles: me consta que noble fue y es la causa de muchos de los que fuimos y son parte del Tec... tanto, como arrogante ha sido el discurso que por mucho tiempo ha acompañado a la institución.
Muchas veces —primero como estudiante y después como colaborador— me tocó escuchar discursos del Dr. Rafael Rangel, otrora rector del Tecnológico, infundiendo ese espíritu de superioridad que caracteriza a muchos egresados: "La mejor milésima de la sociedad", afirma en uno de esos discursos. Suponiendo sin conceder que los egresados del Tec realmente fuésemos la mejor parte de la sociedad, tendríamos que admitir un rotundo fracaso en contribuir a la transformación social y económica del País. Lamentablemente esos discursos orientados a la exaltación de un injustificado sentimiento de superioridad, rara vez canalizaban ese orgullo al compromiso social. (En justicia, cabe precisar que ese discurso de la superioridad no es privativo del Tec, sino que está trágicamente presente en las universidades privadas de mayor prestigio.)
En estos días de festejo, agradezco una vez más el privilegio que tuve de estudiar en el Tec de Monterrey. Privilegio, sí, pues no se de qué otra manera podría calificar la oportunidad de estudiar en una institución cuyas colegiaturas son superiores a los ingresos mensuales de prácticamente el 60% de las familias mexicanas.
En junio de 2010, a propósito de la renuncia de Rangel a la rectoría del Sistema Tec, relaté aquí el origen de los sentimientos encontrados que me vinculan a mi universidad. Al Tec le atribuyo algunas de las mejores experiencias de mi vida, como también la debo algunas de las más desagradables. Agradezco ambas, por supuesto, aunque admito que las huellas de algunas de las experiencias negativas todavía me duelen. Y me duele especialmente atestiguar de qué manera el #OrgulloTEC, quizá por nacer de causas de dudosa nobleza y frágil virtud, se convierte en soberbia.
Recuperando algo que he dicho a lo largo de ya casi dos décadas, estoy convencido de que el Tecnológico de Monterrey está llamado a jugar un papel importante en la historia de este País. Lo ha jugado ya, por supuesto, pero hablo de un papel que contribuya auténticamente a transformar el rostro de la pobreza y la injusticia que divide dolorosamente a nuestra Patria. Y estoy convencido de que para alcanzar ese llamado, sería interesante dejar de lado el orgullo y empezar a cultivar algo mucho más grande y sin duda mucho más poderoso. Sueño lo mejor para mi casa de estudios. Sueño que un día a su gente, nos distinga una nueva etiqueta: la #HumildadTEC
Mientras construimos esa nueva virtud, te agradezco una vez más todo lo que me has enseñado, en las buenas y en las malas. ¡Feliz cumpleaños 70 querido Tec!
2 comentarios:
Muchas felicidades por la forma de escribir y plasmar de forma tan clara lo que muchos Exa-Tecs sentimos: no es orgullo sino humildad y actuar de acuerdo a los valores que nos inculcaron nuestros padres y no una institución privada.
Gracias por leerme y por tu comentario. Me da gusto corroborar que es una visión compartida. ¡Saludos!
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