Estaba Ernesto twitteando
(era su nueva manía)
cuando en esa noche fría
la muerte entró a interrogarlo:
«Don Ernesto, ¿qué ha pasado?
¡No ha cumplido su misión!
¡No ha actualizado mi blog!
¿O ya olvidó lo acordado?»
¡Cierto! ¡Un año ya, qué lata,
desde aquel pacto funesto
para escribir sin denuesto
bajo el mando de la Parca!
«Señora, estaba pensando,
escribir su calavera.»
La Catrina sin espera
respondió reflexionando:
«¿Sabes? ya suena pedante
tanto escribir de una misma,
¿por qué esta vez no dedicas
a otros tus versos galantes?»
No sonaba mal la idea,
ya era mucha egolatría,
pero ¿a quién dedicaría
esta vez su calavera?
¡A quién más sino a la Jacka,
en buena lid responsable
de que tanta gente hoy ande
hablando de la calaca!
No es ninguna fantasía
lo que aquí yo les relato,
es la crónica de un pacto
realidad y pesadilla.
He aquí pues —aún no lo creo—
que Jacka ingenua aguardaba,
como cada madrugada,
la llegada de Morfeo.
Pero aquella noche oscura
Murphy nunca apareció:
fue la Muerte quien cruzó
la puerta con galanura.
"Mucho me andas invocando"
le dijo mirándola atenta,
"y a escribir sobre mis cuentas
a otros andas convocando."
"Si en verdad tanto te atraigo
puedo ofrecerte un asunto,
ya verás que ni a Tim Burton
ofrezco tales contratos."
Hoy la Jacka es prisionera
y escribana de la Muerte.
"Para mí", dice y no miente,
"¡mejor chamba no existiera!"
1 comentario:
¡Me siento la última calaverita de azúcar de la ofrenda! =D
Hermosa calavera, me encantó y más me gustó ser parte de la temática ^_^
¡Muchas gracias mi querido Ernesto!
Abrazos huesudos
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