Se acerca el último minuto de un fin de semana que tuvo de todo. Bautizo. Cumpleaños. Comida. Cine. Lecturas. Más comida. Reencuentros. Y... más comida.
Cada momento de estos tres días merece una ocurrencia por separado. Ahora mismo no creo tener suficiente cabeza como para dedicarle a cada cosa las palabras justas. Quizá en el transcurso de la semana tenga oportunidad de compartir divagaciones sobre algunas de tantas cosas.
Por lo pronto, me preparo para un lunes más. Un lunes que me propongo dedicar a organizar un poco lo mucho que me espera para esta nueva semana. Y en ese proceso ir decidiendo qué diablos haré para festejar mi pronto arribo a los treinta y tres inviernos.
Es curioso, pero tengo la impresión de que diciembre solía ser un mes tranquilo, de asentamiento de lo que se fue procesando a lo largo del año, cuya serenidad sólo se veía violentada por las desatadas y enfermas compras navideñas. Pero este diciembre está resultando distinto. Gratamente distinto. Y sólo han pasado siete días.
Envío doble. Esta vez la felicitación pudo hacerse en persona. Pero, ya que es la única de mis herman@s a quien no había festejado a través de la blogósfera, envío un cálido abrazo digital a MJ, que ayer cumplió años. Ayer celebramos, además, el bautizo de Y alías K. Y hoy compartimos la felicidad de haberlo recibido en este planeta hace 365 días. ¡Feliz cumpleaños a los dos, hermosa madre y luminoso hijo!
[Es increíble cómo pasa el tiempo. Hace exactamente un año escribí el texto que días más tarde utilizaría para inaugurar mi blog barcelonés.]
1 comentario:
Que tal Ernestititito!! pos apurele con la organizada de los 33 inviernitos... estas a casi 14 días eh!! que se siente?? platicanos tu experiencia... Precisamente, hoy le decía a mi mamá que para mi cumple voy a hacer tremendo pachangon en grande! ingesu! jaja
Un fuerte abrazo y que esta semana que inicia te brinde un poco de tranquilidad.. un abrazo!
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