Aquí mismo compartía, hace apenas un par de semanas, mi propósito central para este 2012. De alguna manera he ido consiguiendo ser fiel a ello, al menos si comparo mi desempeño con la sequía verbal que reinó en mis blogs durante buena parte de 2011. Lo mismo con los libros: un par en lo que va del año no son mal promedio.
Viendo que poco a poco voy logrando algo, me he dado cuenta que debería proponerme algo más. Y no he tardado en descubrir lo que quiero: sufrir menos mi vida. Sí, como se lee. Al menos esa es la manera en que se me ocurre plantearlo. Y es que me doy cuenta el agobio que suelen producirme mis acciones y el entorno que me rodea. Lo digo, ciertamente, sobre todo por el ámbito laboral, el cual de alguna manera ha venido condicionando mucho de mi ser a lo largo de los años.
Es verdad, nos sucede a todos. Al fin, el trabajo es parte de nuestras vidas. Yo mismo he criticado esa tendencia a distinguir entre una vida personal y otra laboral, siendo que la vida es una misma, aunque en ella coexistan diferentes dimensiones. El asunto es que a veces las preocupaciones surgidas del trabajo, se convierten en angustias o agobios que no merecerían tal peso.
Por eso quiero sufrir menos. Dejar de angustiarme con tanta facilidad. Fluir un poco más. Lo escribo ahora, pero confieso que llevo semanas, meses (quizá años) intentándolo. Va siendo hora de lograrlo.
1 comentario:
Entiendo perfectamente de lo que hablas. Me ha ocurrido lo mismo en ciertas ocasiones. Pero, venimos a reaccionar, cuando hemos tocado fondo (al menos en mi caso) y eso es cuando manifiestas algún problemas de salud o bien, cuando te das cuenta de que tus hijos crecieron y sus intereses comienzan a ser otros, o bien, de todo el tiempo que llega a pasar uno frente al monitor, cuando afuera hay un diversas actividades o momentos por disfrutar. Todo es cuestion de no tomarse todo tan apecho. Vida, solo una. Vida, a disfrutarla. :) ¡abrazos!
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