"Claridad para este 2010." Esta entre muchas otras cosas escribió la tía Catarina en la tarjeta que me dio en Navidad. Claridad. La palabra aparacía también en los mensajes que envié por diversas vías a mis amigos. Quizá era evidente lo nublado que arrancaría el nuevo año. El hecho es que pese al entusiasmo que he intentado imprimir a mis movimientos en este arranque, las piernas han resultado más pesadas de lo que había calculado. Después de dos semanas de sentir cerca la energía de los 5 herman@s que somos, no tardé en echarles de menos y pensar que no supe aprovechar del todo la inercia de esos días y no supe quizá acumular el alimento suficiente de esa alineación planetaria poco frecuente. Pero estoy siendo muy severo. En todo caso, aunque estemos nuevamente repartidos en distintas coordenadas, estamos cerca. Mientras escribo me doy cuenta lo absurdo que resulta reaccionar viniendo aquí en primer lugar a hablar de mi falta de claridad o de lo mucho que los extraño. Apuro pues el final para enviarles directamente lo que estoy pensando. La benjamina de los cinco nos emocionó hasta las lágrimas la noche del 24 cuando, leyendo unas palabras que había escrito para la ocasión, nos hizo notar que si estábamos juntos nuevamente era quizá porque atravesábamos momentos en los que nos necesitábamos de un modo especial. Lo comprendí entonces, pero creo que apenas voy reaccionando.
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