Comparto el texto de un correo que he enviado esta tarde a mis compañeros del colegio. Lo extiendo a todos mis amigos docentes y a todo aquel que hoy se prepara para iniciar un nuevo curso.
Les escribo con profunda alegría en el marco de este inicio de ciclo, emocionado testigo del compromiso que caracteriza a esta gran familia de colaboradores. Les agradezco a todos el gran esfuerzo realizado en estas primeras semanas para lograr todos el inicio de un gran ciclo escolar para todos nosotros y para nuestros estudiantes.
Les escribo con profunda alegría en el marco de este inicio de ciclo, emocionado testigo del compromiso que caracteriza a esta gran familia de colaboradores. Les agradezco a todos el gran esfuerzo realizado en estas primeras semanas para lograr todos el inicio de un gran ciclo escolar para todos nosotros y para nuestros estudiantes.
Hace unos días leía un breve artículo sobre uno de los graves problemas que aquejan a nuestro sector: el estrés y agotamiento docente. Sin duda el fenómeno es preocupante, pues existen grandes demandas sociales sobre los educadores y a la vez muchas presiones laborales y personales. En estas semanas hemos abordado de diversas formas la importancia de trabajar con nuestros chicos en la dimensión socioemocional. Lograr el equilibrio personal no es tarea fácil en un mundo vertiginoso y lleno de presiones. Si bien no tengo la solución a un tema tan complejo, me permito poner en la mesa algunos aspectos que podemos tomar en cuenta para disfrutar nuestro trabajo cada día más, desarrollarnos de forma personal y ayudar al mismo tiempo a nuestros chicos para que sean más felices.
Primero, destaco que ninguno de nosotros está solo. Somos un gran equipo. Con toda nuestra diversidad, formamos un sistema con grandes riquezas. Una de las mejores maneras de aprovechar esa riqueza, es buscando y construyendo entre nosotros conversaciones positivas. Siempre enfrentaremos momentos difíciles; ante ellos, mi invitación es a que nos ayudemos a poner esas dificultades en perspectiva, encontrar el papel que estamos jugando de manera personal en cada posible conflicto, evitar juzgar o actuar con prejuicios sobre las intenciones de los otros (estudiantes, compañeros, familiares) y busquemos juntos la forma de superar las dificultades con buen ánimo, sabiendo que no estamos solos.
La mejor forma de crecer es creciendo juntos. Aquí no hay ninguna competencia. Así como en nuestro COlegio no tenemos cuadros de honor con los estudiantes, tampoco tenemos cuadro de "empleados del mes". Estamos seguros de que todos podemos ser mejores cada día y alcanzar de la mano un mayor desarrollo personal y profesional. Hagamos de nuestras conversaciones una oportunidad de ayudar a crecer al otro, especialmente cuando tengamos desacuerdos o diferencias. Busquemos comunicarnos de forma oportuna, cuidadosa, abierta.
Siempre existirán cosas que no nos gusten del todo. Quizá haya algunos estudiantes difíciles, familias excesivamente demandantes y sobreprotectoras, compañeros que no tengan la misma capacidad de intervenir que nosotros... Siempre habrá procedimientos que nos parezcan excesivos, peticiones o indicaciones con las que no estemos plenamente de acuerdo... Ante todo ello, evitemos juzgar con frialdad y busquemos un poco de empatía. Recordemos que todos hablamos y actuamos a partir de nuestras biografías, nuestras experiencias. No queramos adivinar intenciones ocultas ni descalifiquemos a los otros aún cuando nos parezca que algo debería ser obvio para todos. Seamos humildes y recordemos que de vez en cuando puede venir bien el ritual japonés del té para propiciar el encuentro y la conversación.
Cuando las cosas nos parezcan especialmente difíciles, busquemos el apoyo y la orientación de algún compañero. Especialmente les invito a todos a dialogar abiertamente con sus jefes. Si hablamos dando testimonio de nuestra responsabilidad y compromiso, siempre podremos encontrar soluciones a las diferencias. A quienes ocupan una responsabilidad de dirección o coordinación, les pido escucha y apertura con sus equipos. En todas las relaciones que establezcamos, cuidémonos entre nosotros.
Las responsabilidades de todos son muy grandes. Tenemos en nuestras manos a más de un millar de niños y adolescentes cuyas familias depositan en nosotros su confianza cada día. Esas responsabilidades obligan a que todos trabajemos con rigor y exigencia, pero también con cordialidad. Cumplamos cabalmente con lo que nos toca; pidamos ayuda cuando sea necesario y estemos dispuestos a ayudar a quien lo necesite.
Quizá este largo texto resulte un poco redundante para algunos. Si han llegado hasta aquí, agradezco su paciente lectura y concluyo con una sencilla invitación: disfruten plenamente este nuevo curso; disfruten intensamente cada jornada, cada clase, cada actividad, cada tarea que realicen desde sus diferentes responsabilidades. Hagamos nuestro trabajo contagiando alegría, pues a pesar de los muchos problemas que nos aquejan, hay mucho por lo que podemos estar agradecidos y muchas cosas buenas que nos quedan por alcanzar juntos.
Les dejo como remate el enlace a un video que ha circulado en redes últimamente y que hace poco me compartió uno de nuestros compañeros. Es una charla en la que Alex Rovira nos recuerda que nuestra mirada, nuestra manera de estar en el mundo, puede transformar a las personas.
Les abrazo deseando que tengan un excelente ciclo 2018-2019.
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