Durante el fin de semana, charlando con buenos y queridos amigos, me di cuenta del abandono tremendo en que tengo este espacio de reflexión —y a veces de confrontación conmigo mismo—. Un abandono que no deriva de la falta de cosas por decir. Al contrario, se han acumulado tantas experiencias y sensaciones que me ha hecho muchísima falta contar con un espacio para liberar, para dejar fluir, para dialogar, para explorar… simplemente para poner en blanco y negro alguna palabra que ayude a seguir completando el rompecabezas.
Y pese a tanta necesidad, nuevamente acabó un mes en el que apenas vine a decir un par de cosas. ¿Por qué tanto silencio si las palabras han estado por ahí, esperando con ansiedad ser arrojadas al mundo?
El abandono de mi “vida pública” en la red se ha visto equilibrado por un constante desahogo en la Moleskine y en la aplicación de notas del teléfono móvil. Anotaciones sin ton ni son, en las que he procurado dejar algún rastro que más adelante me permita reconstruir las transformaciones que estoy atravesando. Pero aunque esas notas me vienen bien, cierto es que echo de menos la extraña experiencia de exponerme. Quizá por ello he comenzado a buscar hacerlo por algunas vías paralelas, dejando este espacio en blanco por semanas.
Una de las personas a quienes vi el fin de semana suele leerme aquí con regularidad. Y a ella le decía yo que quizá el abandono del blog se produzca porque éste empieza a quedar sin sentido. No me refiero a los blogs en general, sino a éste en particular. Y lo compruebo mientras escribo esta nota. Por alguna extraña circunstancia siento que este lugar ha cumplido su función y agotado sus posibilidades. Como si perteneciera a un pasado entrañable pero carente ya de sentido.
Aparece entonces un deseo de comenzar de nuevo. Bajar otra vez la cortina y empezar a escribir una nueva página. De hecho es algo que paulatinamente ha ido sucediendo: ciertas huellas de los últimos meses han quedado plasmadas ya en playas paralelas. Y quizá esa sea la ruta a seguir: formalizar el final de ernesto-bcn como en su momento sucedió con su antecesor ernestoenbarcelona. No sé si el nuevo sucesor serán las Palabras liberadas que empecé a arrojar hace unos meses o si vendrá una nueva plataforma para compartir mis pequeñas soledades. Tampoco tengo claro si ese nuevo inicio llegará pronto o si tardará en darse, ni si el cierre de la cortina aquí sea definitivo o si se conservará esta arena para algunas divagaciones posteriores. Según sea, es probable que los más cercanos a este espacio lo sepan a tiempo y, si así lo deciden, me sigan acompañando un rato más.